Escribe Juan José Álvarez Sauri.-
El Ministerio Público fue creado para actuar como un poder moral de la
Nación, y con una vena jurídica de legalidad, de dignidad, de nobleza.
Sin embargo, con el correr de los años se ha convertido en una
institución de burócratas que está perdiendo el respeto ciudadano.
Destino fatal de nuestras instituciones tutelares.
En Pucallpa se realizó el IV Congreso
Nacional de la Fiscalía Medio Ambiental, la temática central: el Medio
Ambiente y sus implicancias en la sociedad actual. La doctrina que
involucra a los fiscales dice: “los luchadores constantes por el
Derecho”.
El discurso central fue por el doctor
José Antonio Peláez Bazán, Fiscal de la Nación, que ofreció una visión
ingenua y desconectada con la realidad, en especial, de nuestra región.
El clamor general es defender y preservar nuestros recursos naturales y
la prensa reclama la honestidad de los fiscales para defender los
intereses nacionales.
En Ucayali la problemática medio
ambiental pasa por combatir la contaminación ambiental, la tala ilegal,
el tráfico de especies maderables finas y depredadas, etc. Este triste
panorama se asocia a otros problemas ambientales, de los que nadie se
ocupa porque se impone el dinero, la prepotencia, el desafío a la Ley.
Pucallpa y distritos se debaten en el
peor desorden ambiental. Los ruidos molestos y dañinos están por todos
lados con el consentimiento de las municipalidades, por unos miserables
soles. Las cantinas bulliciosas y prostíbulos, proliferan sin que
accione ninguna autoridad. Los aserraderos y re aserraderos -legales o
clandestinos-, gozan de impunidad.
La contaminación por ruidos, por hollín
del carbón, por las chancherías, por las ratas, por las basuras
orgánicas e inorgánicas, etc., configuran un drama social y político.
Hay un desgobierno ambiental y ecológico que afecta al futuro de la
capital regional.
En este caso hay responsables. El Goreu,
las municipalidades, salud, policía ambiental, educación. Pero, la
mayor culpabilidad recae en el Ministerio Público, que es el encargado
de velar por el cumplimiento de las leyes ambientales y sancionar a los
responsables por indiferencia o incapacidad.
En Pucallpa revive el decir de la época
colonial: “La ley se acata pero no se cumple”. Esa mentalidad tan
peruana nos hace daño. Hay hipocresía y farsa con este asunto del Medio
Ambiente. Nos rasgamos las vestiduras porque el sistema educativo es un
desastre.
Estamos en el último lugar en materias
como comprensión lectora y matemáticas y otras. Pero nadie se ha puesto a
pensar como un niño o joven puede estudiar y hacer sus tareas con
concentración y preocupación si en el sector vecinos irresponsables e
ignorantes ponen a todo volumen sus equipos de sonido. Es la típica
mentalidad de la gente que viene del monte, además, de la falta del
respeto a las leyes u ordenanzas municipales, las que deben señalar
fuertes multas y hasta detención por atentar contra la salud pública.
El sector salud no alerta al Ministerio
Público de lo que está sucediendo con la gente de la periferia y más
pobre. Salvo que desconozcan que estamos inmersos en graves enfermedades
que llevan hasta la muerte. Hay aumento de personas enfermas de sordera
crónica, con leptospirosis, con terigium, con micosis profundas, con
neumoconiosis, con cisticercosis, con asma y alergias, etc. Estas
patologías son consecuencia del abandono de la higiene pública y la
salud preventiva.
La Fiscalía del Medio Ambiente tiene
mucho trabajo por delante, pero antes debe estudiar y prepararse con
tecnicidad e inteligencia y alta especialización. Lo que espera el
pueblo es que se enfrente con decisión y coraje contra todos aquellos
que no respetan la legalidad y abusan prepotentemente de los débiles.
S.m.p.u.o.
Fuente: Juan José Álvarez Sauri